Salimos del casco antiguo de Jérica tomando de nuevo la Vía Verde Ojos Negros. Cambiamos los estrechos del río Mijares y pasamos al amplio valle del río Palancia. La zona por donde pedaleamos tiene desnivel negativo, y apenas utilizamos la asistencia eléctrica, salvo en algún repecho.
Atravesamos el pequeño embalse del Regajo. El recepcionista del hotel de Jérica nos indica que también se puede coger un tramo por el lado contrario, teniendo unas bonitas vistas del embalse y volviéndose a unir a la Vía Verde poco después. Vamos atravesando numerosos cortados, túneles y viaductos que la antigua línea férrea ha dejado. Se empieza a ver un buen número de ciclistas y caminantes por esta zona.
Conviene recordar unas normas generales de uso de la Vía Verde. Se pueden consultar desde su página web, y vienen indicadas en paneles informativos a lo largo del recorrido. Tenemos que mencionar que, en todo nuestro recorrido, la infraestructura está en perfectas condiciones, tanto para caminantes como para ciclistas, con una buena señalización y sin ninguna posibilidad de pérdida.
El terreno sigue siendo llano y con pequeñas pendientes cuesta abajo que facilita el pedaleo. En esta zona se empieza a notar en el ambiente la humedad del mar. A nuestro alrededor, el paisaje empieza a cambiar, pasando de pinares y arbolado de monte bajo, a ver amplios campos de cultivo agrícola.
Al llegar a Algimia de Alfara, la Vía Verde finaliza y tenemos que coger la carretera hacia Torres Torres, desde donde el Cid acampó con su poderosa tropa en junio de 1088. Todavía se conservan en la localidad el Castillo (S.XI-XIII) y unos Baños árabes (S.XIV).
A partir de Albalat dels Tarongers y hasta Sagunto, prácticamente es llano y se llega rápido. Paramos en la oficina de turismo de Sagunto donde nos indican que el tramo que va desde la localidad hasta Puzol, es una vía de servicio y hay que tener cuidado. Lo comprobamos con nuestras bicicletas eléctricas. La salida, al menos para cicloturistas está poco señalizada y tenemos un par de dudas por donde proseguir. Finalmente acertamos, pero la vía de servicio que va junto a la autovía está bastante mal conservada y se nos hacen algo duros los 10 kilómetros que unen Sagunto con esta localidad.
Para terminar la jornada, disfrutamos de una deliciosa paella en el paseo marítimo de Puzol, en un lugar que nos recomiendan, ya que lo acaban de abrir y sirven muy bien de comer, llamado Restaurante Estany (Avda. La Marina, 245) con unas espectaculares vistas y un trato muy bueno. Por último, antes de regresar al Apartamento en el casco antiguo (50 euros para dos personas), nos damos un merecido chapuzón en la playa.